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Reflexiones sobre pedagogía crítica: Conflicto, memoria, saberes, sentires y resistencias

  • LAURA ZAMBRANO DE LA HOZ
  • 18 may 2017
  • 5 Min. de lectura

El caso colombiano: Iniciativas del Centro de Memoria Histórica (entre otros) Hilando múltiples ideas alrededor del decálogo, encuentro imprescindible pasar por el saber sentipensante de vivir en un país en conflicto armado como Colombia, algunas claves para considerar ese acercamiento, esa empatía de una sociedad dividida y miope, que coyunturalmente enfrenta (y se asusta ante) uno de los retos más grandes: empezar a construir alternativas al status quo del conflicto armado.


Ahora, si pensamos que debemos transitar hacia la creación del pensamiento complejo, capaz de comprender el mundo que nos rodea, empezamos por el hecho de que nuestro deber como sociedad plena es entender la realidad del país en pleno, y no de nuestro pedacito. Por ello, empezar el camino a la superación del conflicto, y ese camino de raíz comienza en la memoria viva de lo que ha pasado: el camino a través de la elaboración colectiva de los hechos, de las víctimas, de los victimarios, y de los cómplices que hemos sido aquellos indiferentes que desde las ciudades omitimos la realidad de esa otra “media Colombia”, azotada por la pobreza desde antes que por la guerra.


Pero, ¿cómo hablarlo si hemos estado acostumbradxs al silencio, sea por miedo o por poco entendimiento, por dolor o por simple descuido? ¿cómo decir lo indecible? de hecho, ¿qué es lo indecible? ¿Qué es lo indecible? Centro de Memoria Histórica

Ahora bien, considerando que las emociones en la educación son importantes. Los seres humanos estamos hechos de sentimientos, son los elementos que nos vinculan a las cosas y a otras personas, y por tanto ya no se trata sólo de conocer los hechos que han ocurrido, sino aquellas personas (que son una historia en sí misma, cambiada de curso por su cruce con el horror del conflicto), que están detrás de los números, de las noticias vanas, amarillistas y sesgadas que alimentan nuestra cotidianidad. Historias como la que va a continuación nos invitan a ponerle un rostro a las diversas realidades, que traen mezclas de tragedia, esperanza y resistencia:



Seguimos caminando y, conociendo los rostros más allá de los fríos datos, encontramos ahora cómo la escuela debe salir a la calle. La escuela es una calle en miniatura, cuando lo negamos, comienza un camino sin fin de exclusiones. Para ello, la calle puede presentarnos un espacio para pensarnos de nuevo, en colectivo, en presencia y en símbolo, las representaciones que promuevan esa construcción, no a modo de apología, ni buscando falsas neutralidades, sino aportando elementos y relatos que incluyan y engloben en lo posible los las piezas del rompecabezas. A continuación se cocina para nuestro caso una iniciativa tan necesaria como demorada, pero que seguro dará de qué hablar, y pensar, y sentir, y reflexionar,a muchxs citadinxs: El Museo de la Memoria del Conflicto Armado


Ahora, como todo en la vida es de ires y venires, también hemos considerado que la calle debe entrar en la escuela. El modelo de institución escolar de principios de siglo, cercano a la cárcel y a la política de “protección” de la infancia de los peligros externos es artificial, no realista e impide la construcción de una ciudadanía desde el momento 0 de la escolarización. Y construir ciudadanxs no se reduce al colegio, sin embargo hay que traducir en los espacios escolares aquello que encontramos en la calle, de la ciudad, o del pueblo… como de este pueblo donde sus estudiantes han podido acceder a que les cuenten una historia de memoria viva y en construcción en sus aulas: Tejiendo memoria: San Carlos (Antioquia)


El precepto que se mueve sobre el caso de San Carlos es que El conocimiento debe construirse de manera participativa. Todas las personas que participan en un proceso educativo son co-autores del saber y portadores de historias y experiencias. Este debe ser el punto de partida de todo proceso que se llame educativo. Otros dos ejemplos de esta construcción colectiva se reflejan en otros lugares de este recorrido (uno por el que ya pasamos: retomando el contexto de la masacre del Naya -de nuevo el enlace es http://rutasdelconflicto.com/interna.php?masacre=22- podemos encontrar que no es un relato unidireccional: de momento cualquier persona puede aportar a construir esa historia, así como todas las recopiladas en el gran trabajo de Rutas del Conflicto). Encontrar en el caso de San Carlos la noción del “aula abierta”, la “memoria viva” encontramos inspiración sobre cómo los contenidos del currículo deben ser tan flexibles como sea posible. Flexibilidad entendida en el sentido de servir como vehículo para entender el mundo en el que vivimos. Por eso la Guía de Recorridos de la iniciativa reconoce frente al material que “Su alcance es limitado en tanto el Gestor o Gestora de memoria se restrinja únicamente a él, pero es potenciador y polivalente si se logra resignificar, ampliar, transformar y adaptar a las condiciones diversas de los tiempos, las personas y los lugares”, invitando así a la comunicación, con buen clima y con , y teniendo en cuenta que el conocimiento se genera de manera horizontal. La imposición del conocimiento por una instancia que no sean los participantes en el proceso educativo abre siempre la duda de qué intereses se están representando en esa selección del conocimiento y qué papel juegan los participantes en el mismo. De esta idea tenemos otro ejemplo, donde tanto la expresión territorial se mezcla con la resistencia frente a la demora o ausencia de respuesta externa, y la plena expresión del “pensar desde dentro, por nosotrxs y para nosotrxs”: Reparaciones simbólicas, el arte de la periferia El “pseudo currículum” abierto y flexible de la experiencia de San Carlos fue construido “a partir del trabajo colectivo de un equipo interdisciplinario de profesionales (pedagogos, periodistas, historiadores, antropólogos, sicólogos y recreacionistas) con maestros, líderes sociales y jóvenes del municipio y, con un criterio de diálogo de saberes y experiencias”, así que valoramos en este caso que tanto los conocimientos, como las experiencias, tienen valor pedagógico. Las experiencias son la base para la construcción del conocimiento. ¿De dónde partimos cada uno/o de nosotros/as, qué experiencias tenemos, cómo las podemos sistematizar y relatar para generar nuevas experiencias enriquecedoras? En este respecto también hemos encontrado dos historias de experiencias construidas por sujetxs políticxs en plena esencia (jóvenes) que ponen su saber relator con su vivencia familiar, y componen y comunican (desde su diversidad de visiones, pues no necesariamente son víctimas aunque sí viven la guerra de cerca) la esencia de su pueblo y de su cotidianidad, teniendo en cuenta y al mismo tiendo viendo más allá de la situación del conflicto: Vista Hermosa desde sus ojos Se notan claras diferencias narrativas entre los dos relatos de las chicas, evidenciando que bajo la misma iniciativa, con el mismo acompañamiento, no hay un único conocimiento/verdad, sino tantos como sujetos tengan capacidad de crearlos.Debemos estar abiertos/as en los procesos educativos a todos estos puntos de vista que enriquecen nuestra vida y nuestras realidades. El acercamiento a estos otros conocimientos y verdades nos enriquece y nos permite crear un punto de vista más complejo y más completo sobre el mundo que nos rodea. Por último, y no menos importante, algo que tienen en común todas estas iniciativas es que nos evidencian, desde la construcción crítica de “por qué pasó lo que pasó en San Carlos, pasando por el debate frente a los museos vinculados a los conflictos, hasta el relato de resistencia en el Naya, aprendemos, reaprendemos y aprehendemos que la construcción del sujeto político es un camino, un proceso marcado por la rebeldía y la resistencia. El sujeto político debe cuestionar el sistema hegemónico, pero también debe ir más allá, planteando alternativas y llevando a cabo acciones concretas de cambio y transformación social. Además, el sujeto político debe constituirse con identidad colectiva.

Fuente: Galería Memoria en Territorio, disponible en


Esta entrada busca profundizar en el DECÁLOGO DE LA PEDAGOGÍA CRÍTICA, construido de forma colaborativa dentro de la Asignatura Didáctica Crítica, del Máster de Cooperación Internacional y Educación Emancipadora de Hegoa. 2017. Impartida por Gloria Sosa (Colectivo Cala) y Jaume Martínez Bonafé.


 
 
 

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